A continuación se ofrece un "Mito" escrito por Rubén Bollo Ortiz, alumno de 1º ESO B.
EL PRODIGIO DE ECLIPSE
A orillas de la isla de Roda vivía una bella dama junto a su
hermana, hermano y abuela. Se llamaba Eclipse y poseía un precioso
colgante heredado de su madre. Eclipse era una joven alta, tenía el
cabello de color violeta, vestía de negro solía llevar un largo
vestido que con el que apenas se le veían los pies. Le encantaba
ayudar a la gente necesitada.
Un caluroso día Eclipse fue a
Vivandra, una ciudad muy famosa de Roda. Estaba paseando y se
encontró a un vagabundo
con mal aspecto y ella se ofreció para ayudarle. Le prestó siete
conchas (una de las monedas más conocidas en las islas griegas), un
trapo, almendras y su abrigo. De repente, algo cambió en el
vagabundo: su carácter.
-¿Te has dado cuenta de lo que has hecho?- preguntó el vagabundo.
-¿Cómo?- dijo extrañada Eclipse.
-Te voy a dar una lección que nunca olvidarás. No te tienes que
fiar de la gente, las apariencias engañan.
De repente eclipse se asustó y el vagabundo le echó una maldición.
La piel de Eclipse palideció, la sombra de sus ojos se oscureció,
su cabello se enredó en grandes rizos, su expresión se llenó de
rabia. pero lo peor fue su carácter. A partir de ese momento Eclipse
empezó a odiar a la gente.
Una noche fue a quemar un árbol en el bosque, pero de repente una
niebla comenzó a correr detrás de ella y Eclipse echó a correr. Al
final llegó a un inmenso pantano y la niebla se detuvo. Ella se paró
también, y preguntó:
-¿Quién eres?
De repente, la niebla se fue transformando en un corpulento y
atractivo hombre montado sobre una nube. Vestía con una túnica
blanca y un cinturón marrón.
Eclipse se quedó asombrada y el hombre contestó:
-Soy Anubis, dios del cielo y del clima.
-No te tengo miedo, ¿a qué has venido?
-He venido a decirte que no tienes por qué ser así. Tú en el fondo
eres una persona muy generosa, eres bella, amable, inteligente,
valiente... ¿Quién te tiene que envidiar?
-Cállate, sabes que lo que dices es absurdo- respondió ella.
Al oír eso, Anubis puso la mano de Eclipse en su pecho y sintió
cómo latía de amor. Entonces ella se quedó asombrada y, poco a
poco, cambió su apariencia, y su carácter también.
Anubis le dio la mano y subió a Eclipse en su nube, le cogió el
colgante y en él colocó una estrella. Ella lanzó la estrella a la
Luna y se formó un fenómeno que Anubis nunca antes había
presenciado. A este fenómeno lo llamó “eclipse”. A partir de
entonces vivieron juntos y se amaron para siempre.